Preliminar

A veces puede ser difícil ofrecer una razón acertada acerca de nuestros actos. La pregunta ¿Cuál fue la razón para unirme o solicitar ingresar en la orden masónica? Frecuentemente está rodeada de casuales olvidos y precisiones innecesarias que, muchas veces, pudieran ser resumidas en un honesto “no estoy seguro”, en un “pensaba”, en una circunstancia. Muchos tal vez refieran una búsqueda, lo cual es por demás también una imprecisión, una alegoría de una duda no resuelta. Ahora bien ¿Es realmente importante tener certeza de esta respuesta? ¿Es realmente trascendente a la existencia en determinado momento del individuo?

A veces hay respuestas menos importantes que las mismas preguntas; tal vez, en el orden de las cosas, de los sucesos, de los argumentos, del continuo de la vida; la propia pregunta del “Por qué” invita no sólo a una reflexión en búsqueda de lo convincente dentro de nuestra narrativa; también reclama un ejercicio de auto observación, el proceso a través del cual el yo  puede dar cuenta de sí mismo.

Seamos sinceros y digamos también, que la “espontánea” búsqueda de la orden masónica está, estuvo y estará, rodeada e imbuida de una mítica delirante, de un velo, del rumor sensacional producto de una candorosa ignorancia, que alimenta; además de intereses legítimos, morales y loables en los individuos; también los motivos y razones ulteriores siempre presentes y que a veces tratan de ocultarse con palabras, ideas y conceptos contrarios a los mismos.

Cuando se pregunta al candidato los motivos, el por qué, de una elección de vida, de un interés tan particular como la pertenencia a una orden iniciática, es evidente el desconocimiento y de igual manera, la aspiración de obtener alguna especie de ventaja, física, económica, mística, política o espiritual sobre los demás; lo cual, por cierto, es totalmente natural, normal, esperado. De esta forma las intenciones de tratar de mejorar la vida propia, se traducen en una suerte de expectativa de dominio; y es el domino, efectivamente, el meollo de todo éste asunto, aunque, ya más tarde, como habrá de comprender el iniciado masón, es un aspecto por demás complejo, huidizo y en definitiva inesperado.

Tengamos por cierto que la orden masónica es una escuela iniciática, que involucra y solicita, según cada cual, un gran compromiso, un gran precio, e indudablemente, sacrificio. Que la pertenencia real y sincera desarrollará sin duda cambios fundamentales en la integridad de la vida de sus miembros, pues de lo contrario, y de manera natural, habrá y hay consecuencias, sorpresas no siempre agradables.

Entonces ¿Cuáles son o fueron los motivos que tiene o tuvo usted para esta “búsqueda”? ¿Qué esperaba o espera encontrar? ¿Qué tan dispuesto está a efectuar una elección de vida?

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