El sueño de la semilla

-¿Soñarán las semillas en la obscuridad? ¿Tendrán visiones las semillas en su letargo? ¿En su confinamiento? ¿Sueñan las semillas antes de la primera caricia del agua? ¿Antes de la primera caricia cálida al fondo de la tierra?

-Pero ¡¿Qué puede importar mi hermano?! Los sueños de las semillas ¿Qué importancia pueden tener? Si sueñan o no sueñan, al final lo sueños solo sueños son.

-Me intriga y por eso lo pregunto, porque a lo mejor soñaban las semillas hasta que un buen día germinaron, palpitaron en la obscuridad, se nutrieron en ella, crecieron, horadaron la tierra y dejaron de ser semilla, dejaron de ser eso que llamamos materia inanimada, latente, expectante.

¿Viven las semillas entonces? ¿O sólo vivieron cuando dejaron de ser semilla y fueron planta? No hay planta ahora sin semillas antes. Sé que un buen día una inconcebible reacción les llevó a ser planta, y no cualquier planta, la planta precisa de esa misma semilla.

Porque también, un buen día, y sin haberte ido a dormir primero, ese buen día despertaste ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas ese día? Ese día que sin haberte ido a acostar primero, sin haberte dormido primero, despertaste, así sin más, despertaste a éste mundo. En éste mundo en donde si te vas a dormir, sueñas y después despiertas. Hasta que otro día, un día de esos días, no volverás a despertar, y te dormirás para siempre. Por eso mi hermano me intriga saber, si son los sueños atributo único de este mundo, de despertares inciertos, de sueño en sueño, de despertar en despertar, hasta que un día, un día de esos días, no despertarás.

Porque los sueños en el mundo son importantes, son una fuente, son parte de un impulso, revelan y ocultan. Si la semilla sueña ¿Con qué soñará la semilla?

-Pero es que la semilla existe, para soñar hay que existir primero, sin semilla no hay sueño, sin soñador, sin durmiente no hay despertar ni ilusión.

-¡Pero mi hermano! Si tú y yo existimos desde el principio y tenemos la misma edad que es la edad de todas las cosas, empezamos ahí, en el punto inicial, en el geométrico, ahí junto con el demonio de Laplace.

-¡Pero ya no es así! Esa semilla no es ya más semilla, germinó, creció y es lo que debe de ser, y porque es como es, así, se puede soñar. Hasta que un día, también no se volverá a despertar. Dejará de ser, por siempre, no será ni semilla, ni planta, ni fruto, ni nada. No será ¡No será! ¡Eso mismo! Dejará de ser para no ser.

-¿Hasta?

-Hasta que nada, no hay más.

-¿De verdad entonces no te importa?

Write a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *