Tolocan No. 33. Aniversario 32: El tributo a la Memoria.

Se festejan y conmemoran los 32 años de la fundación de la D∴C∴ L∴ y Resp∴ Log∴ Simb∴ Tolocan No. 33 con la presencia de grandes y numerosos hermanos. El pan y la sal, la plática amena, el discurso significativo, las incansables antorchas, las impertérritas luces.

¿Qué es un aniversario? ¿Por qué festejarlo? ¿Por qué nos emocionan tanto las indiferentes vueltas al sol? Así en el taller, así en el templo, así en la morada de carnes sostenida por huesos. La emoción se nutre de todos en aparentes arbitrarias fechas, significativas sólo para quienes así las viven.

¡En efecto! Para quienes así las han vivido, para quienes las recuerdan, para quienes bajo el dosel lleno de estrellas han compartido más que reflexiones y palabras que se perderán, ciertamente, en el viento de los tiempos. Se festeja así y aquí la memoria, de los presentes y de quienes ya no están, pues son todos los que portamos y atesoramos esto que llamamos arte, que llamamos magia, que consideramos liberación.

Los conceptos no viven más allá de las olvidadas páginas, a menos que tomen forma, carne y acción bajo la piel de mis hermanos. Esto que llamamos ciencia no vive, ni sirve más, salvo que exista un portador, un hablante, un accionante, un trabajador, un obrero de voluntad. Por eso recordamos cada año, compartimos, reímos, comemos y trabajamos.

Porque el arte que nos ocupa pervive en nuestro número, se afianza en instrucción y ritual, en consecuente concordancia entre lo que se dice y lo que se hace. Se afirma en vida y fraternidad verdadera, en anécdotas de fallos y victorias, de aprendizajes y crecientes dudas, en acompañamiento de esos pasos firmes; a veces lejanos, a veces en comparsa marcial; pasos que identificamos similares, nunca iguales, pero afianzados en idénticos compromisos y juramentos.

Se mantiene viva la memoria, porque el recuerdo alimenta la vida, resucita emociones que se creían por siempre perdidas, trae de vuelta a quienes ya no estarán más con nosotros en este plano. Sin memoria no habría razón de progreso, no tendría esencialmente sentido profundo. Los aniversarios, señala nuestro presente conductor y siervo, son importantes porque mantienen vivo el recuerdo, fructifican y se reproducen en otros más y más; cada vez, cada ciclo, en cada casa de operarios; así pervive y pervivimos, brindamos honores, admiramos el crecimiento, rectificamos y afirmamos esto, tan nuestro, tan íntimo y tan personal; pero a la vez tan de todos, tan del mundo.

A 32 años de nuestra fundación, somos ahora ocasión de remembranza de otras fundaciones, de otros nacimientos, hacemos eco de todos los pasos.

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