Despertar

El dios despierta de su sueño marcando el holocausto del mundo del demiurgo ¿Extrañará después de su despertar sus creaciones, sus creaturas? ¿Recordará los dulces y amargos momentos vividos, soñados, a lado de sus proyecciones? Lanza un suspiro y bosteza, dejando detrás las plegarias silenciosas de quienes en el acto mismo dejan de ser, ni siquiera un recuerdo.

En tu despertar ¿Les recordarás? ¿Les dejarás para siempre en el olvido? Simulación y engaño, sentimientos que se extinguen al traspasar la luz de la conciencia. Tan real como lo fue en su momento, tan fantástico y a la vez vacío. Tantas dificultades, ilusiones frente al despertar del dios y el holocausto del mundo del demiurgo. Tantas satisfacciones, vacías y huecas, irreales; no merecen siquiera el recuerdo.

En el mundo soñado tus creaturas se desintegran en silencio, irreales sus manos no pueden aferrarse nunca. No hay a dónde aferrarse. Sólo murmullos que se apagan y se ocultan ante en verdadero sonido, ante la verdadera luz.

¿A qué evocar la culpa? No hay culpa, mundos surgen y terminan en cada sueño, no dejando siquiera suspiros ni recuerdos. Necios son los que se aferran a los sueños, necios son los que en afán intentan prolongarles ¿Sentirán de verdad algo? ¿Podrán ser los sueños verdaderamente hermosos?

El dios despierta omnipotente ¿Será compasión lo que siente? ¿Lástima? En las ultimas visiones del mundo que deja de ser su mundo ¿Podrá entenderse lo que lleva dentro? ¿Podrá mostrar la verdadera esencia? Sin soñador no hay mundo, sin mundo no hay ilusión ¿Se ha encadenado aquí voluntariamente con fingidas cadenas? No hay cadenas para el dios, sólo conceptos e ilusiones, imaginaciones de cadenas, imaginaciones de pasiones, imaginaciones de problemas, de retos, y victorias, derrotas y diversión. Pero sólo eso, imaginaciones, ilusiones, sueños, guiones y argumentos, desenlaces, muertes y renacimientos. Al fin un sueño, uno que termina con cada despertar, en el silencio de las voces que se quedan detrás, esas voces y visiones que nunca regresarán.

El dios despierta omnipotente, sobreviene el holocausto del mundo del demiurgo. Se extinguen los compromisos y las deudas ¿Despierta en paraísos o profundos infiernos? ¡Qué importa! Las creaturas se extinguen antes del primer parpadeo. Deja de tener sentido eso que antes era verdadero. El recuerdo es sobre el absurdo jamás vivido. Ahora desde afuera nada tiene sentido. Amalgama de colores, sabores y sonidos, tactos irreales, dolores imposibles. Nada tenía sentido. Nada trascendía, nada que obtener, nada que llevar o traer de vuelta; no hay más vuelta. Eso que llamabas el mundo terminó.

El dios despierta omnipotente ¿Ni una lágrima en su faz? Y ¡Quién podría llorar por un sueño! Por una ilusión perdida que nunca ha sido real. Se extingue el mudo en el despertar, abre paso a la verdad. Sin extrañamientos ni nostalgias, no más necias añoranzas, no más obstinadas esperanzas. No más memorias agridulces ni dulceamargas. Nadie más en el despertar ¿Se sentirá solitario? ¿Deseará volver a dormir? ¿Recobrar el sueño y continuarlo en donde lo dejó?

El dios despierta omnipotente, omnisciente, inmutable y el holocausto quedó atrás, ni siquiera un recuerdo o un suspiro. Sin cuenta, ni cargos, nada se oculta en su consciencia. Se ha limpiado, se ha vaciado, rasgado el velo del sueño. Es sólo un sueño que se extingue al despertar. A tantos despertares tantos holocaustos, finales, hecatombes, exterminios, sacrificios ¿Por qué habrían de dolerle las perdidas de algo que nunca fue real? Sólo un sueño, solo sueño.

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