Nuestro Hermano ha muerto, se desprendió del dolor y las limitaciones de este plano.
Nuestro Hermano ha muerto, ha dejado atrás los insabores, no más cáliz amargo.
Nuestro Hermano ha muerto, finalmente logró reunirse con su esposa, con su compañera, con la incansable amante que tuvo que marcharse primero hace menos de un año.
Nuestro Hermano ha muerto, dejando detrás su legado en obras y acciones, en palabras y ejemplo.
Nuestro Hermano ha muerto, dejando para nosotros pendientes abrazos.

Adiós mi Hermano, adiós. Hasta pronto. Deja detrás de ti también los lamentos, las lágrimas, el dolor; esos nosotros aquí los guardamos, acá nos los quedamos, acá los usamos.

Piérdete entre nubes y sueños, fúndete con tu mujer, aparécete en los rocíos, juega con el polvo que levantan en su galopar los caballos, viaja en motocicleta de viento, finalmente dejarás atrás el necio perfume de los ayeres. Hubiéramos querido hacer más.

“Descansa mi hermano, descansa; descansa mi amigo, descansa; descansa Mundo, descansa; tu trabajo ha terminado, de lo demás, de lo que falta, a quienes dejas atrás para luego alcanzarte, nosotros nos haremos cargo. Descansa.”

Ignea Natura Renovatur Integra. Maestro Edmundo Castillo Pérez, hasta siempre, descansa en Paz. Virtus Junxit Mors Non Separabit.